En una entrevista con Bolivia TV, el presidente de la ESM, Jorge Alvarado, indicó que los ingresos por la venta de acero podrían oscilar entre 200 y 250 millones de dólares anuales, con un precio promedio del acero entre 1.000 y 1.300 dólares por tonelada. De estos ingresos, entre 120 y 150 millones de dólares, se destinarán a costos operativos, dejando un margen neto de aproximadamente 80 millones de dólares.
“El objetivo es que esta planta no solo cubra la demanda interna, sino que también sea un pilar de estabilidad financiera para el país. Hemos diseñado un modelo financiero sostenible que garantiza la rentabilidad del proyecto a largo plazo», añadió.
La utilidad proyectada permitirá consolidar las operaciones de la planta y mejorar la capacidad crediticia de la empresa, facilitando la planificación de una segunda planta con capacidad para 500.000 toneladas anuales. Esta expansión podría abastecer completamente la demanda interna y abrir oportunidades para la exportación.